
Las palabras de Karim Benzema no deben perderse en el olvido. Puede ser uno más de los que declare su amor incondicional por el Real Madrid y que luego lo que declare de verdad sea el verde del dinero. Pero en estos tiempos de depresión merengue cualquier pequeño espejismo se convierte en una gran ilusión. Potencia, regate, disparo y gol son ingredientes que forman parte de la ficción en el Madrid actual. No posee el equipo blanco un jugador de las características del francés, que inevitablemente recuerda a un brasileño que levantaba al Bernabéu con sus cabalgadas hacia la portería.
Karim Benzema, con "Z" de Zidane, perfil ronaldista y corazón blanco cabalga sobre las ilusiones de una afición enferma de espantos que necesita de un paladín de la ofensiva, un héroe en las embestidas, un ariete de brega y pedigrí, en definitiva, uno de esos jugadores que te resuelve lo irresoluble. Su estatus de promesa se ha quedado pequeño ante sus precoces zancadas por llegar a lo más alto. Lyon ya debería empezar a despedir a un hombre que ha nacido y crecido en tierra gala pero que por su perfil de estrella debe explotar en el extranjero. Las desdichas del mercado harán complicado un fichaje que si bien es cierto parece destinado a jugar de blanco, no debe provocar el tradicional amodorramiento de Mijatovic y su nefasta retórica para negociar. "El Real Madrid es un gran equipo y siempre dije que me gustaría jugar en él porque es mi equipo desde pequeño. Además, antes sólo me gustaba el fútbol español y lo único que veía era la Liga española. Era la época en la que el Madrid tenía a Ronaldo, Zidane, Beckham..." Sólo 21 años, el Madrid juega con ventaja, Benzema nos quiere, pero yo no me fio de Calderón y Pedja.