lunes, 3 de mayo de 2010

Hasta el final


Cuando parece que va a morir definitivamente para dar por concluida la liga este Madrid se levanta las veces que haga falta para no ponerle en bandeja y con lacito el campeonato al equipo de las `remuntadas´. En un decente final de temporada tras el varapalo del clásico al Madrid sólo le queda agarrarse al menesteroso hilo de esperanza de ser campeón con 98 puntos, previa avería de los azulgranas. Si el Barça no se deja ni el sudor en los 3 asaltos que quedan y llega a los 99, tantos récords, tantos goles y tanta agonía habrán servido lo mismo que el tanto de Piqué ante Inter.

Si algún mérito se le puede colgar a este equipo de Pellegrini es la solidez defensiva a lo largo de todo el año. Ayer la retaguardia parecía una barricada construída con paja que se desmoronaba en cada soplido de Osasuna; las llegadas rojillas hacían recordar a aquel Madrid decimonónico que no sabía defender y que recibía un aguacero de tiros por partido. No fue tal la tempestad de Osasuna, pero en dos cagadas se encontraron con dos goles. En la tercera, Masoud -al que ya apodan como el nuevo Abreu en la troleada Wikipedia- no quiso. Estuvo "más frío que la picha de un microbio" (Lama dixit). Sin duda ese tercer gol hubiera puesto el cartel de cerrado a la temporada blanca. Y a Pellegrini otra vez en el disparadero.

Pero si alguien se niega a sestear es Cristiano. "No siempre se podrá remontar", espetaba el portugués. Con su arrojo de él sólo contra el mundo empató el partido y con su ideología victoriosa lo ganó. El Madrid, como el mar, no se mancha entero porque algunas de sus gotas estén sucias. De ahí que quede alguna esperanza por corta que sea de ganar la liga. Como un hombre hambriento que sólo tiene fé en la carne, CR es de esos estómagos que te dejan el plato vacío, mientras que algunos de sus compañeros se han empachado antes de tiempo. Sólo por su capacidad para animar el campeonato el título tendría que ser blanco. Por su cabezazo que alarga el enigma de quién se llevará la liga más bipartidista de la historia.

Todo podrá acabar el jueves contra el Mallorca o volver a empezar de cero. Lo que haya pasado antes ya no importa. Sólo quedan tres escaleras y esperar a que al Barça se le crucen los cables. La liga será blaugrana pero el Madrid no va a regalarla. Hasta el final, vamos Real.

lunes, 19 de abril de 2010

Cuando te entierran vivo


Y el muerto tenía un hilo de vida. Parece mentira que una semana después del clásico que gastó las ganas de teclear en este blog el madridismo pudiera pensar que no todo el pescado estaba vendido. Pues va a ser que si este Madrid se mueve mediáticamente a través del oportunismo, esta liga no está siendo menos. Cada jornada un cuento de la lechera nuevo y un nuevo grito de resistencia. Dos encuentros después los jugadores del Madrid han matado a los pesimistas, o al menos, los han castigado en una esquina hasta la semana que viene. Ahora queda ganarlo todo y obligar al Barça a llegar a los 99 puntos. Otra permisa que nadie puede confirmar por mucho carné de profetiso que lleve. El Madrid puede hacer pleno hasta la jornada 38 como puede estrellarse en la siguiente. Idem de un Barsa que ya se veía campeón pero que gracias a su enemigo más antibarcelonista le ha hecho replantearse aquellos grotescos saltos en el centro del Bernabéu. Imposible volver ya al 10 de abril, por lo menos, que no quede la mancha de que este Madrid se rindió antes de tiempo. No con jugadores como Cristiano, la ambición con patas. Pensar que el Barcelona puede volver a tropezar es un sueño húmedo del que no hay que despertar hasta que las matemáticas digan lo contrario. Cosas más raras se han visto.

lunes, 5 de abril de 2010

Un año después, misma sensación

El Madrid espera al Barcelona con la incertidumbre en los talones, porque salvo que los videntes digan lo contrario, en el clásico del sábado, ahí va el topicazo, puede pasar cualquier cosa. Si el partido se traza con las líneas de la táctica, la armonía y el juego pausado de los azulgranas el Madrid no tiene nada que hacer. No porque a Guardiola le guste ponerse el traje de la exquisitez en los partidos importantes, sino más bien porque nadie espera que Pelegrinni se guarde una baraja de ases bajo la manga. No ha demostrado en toda la temporada que sepa usar bien el compás en los encuentros que demandan un plan táctico. Así que lo mejor será salir a lo loco y desencadenar una anarquía muy al estilo Madrid. Borrar del mapa el centro del campo culé y convertir el choque en una vorágine. Hacer caso a Tierno Galván cuando dijo aquello de "bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad". Esa libertad que necesita el Madrid para no caer en el jardín de ensueño de Guardiola. Conseguir que el otro muera fuera de su estilo antes de que consiga que tú mueras fuera del tuyo. Sólo de esta forma el Madrid tendrá alguna posibilidad de manosear la herida.

Los gélidos números dicen que Pellegrini es un hombre récord y el Madrid un abusón del gol. Todo eso se puede derretir en un sólo partido y que el fracaso vuelva a llamar a la puerta. 90 minutos que deciden una temporada y condenan o absuelven a un entrenador, a una plantilla, a un presidente y a un proyecto. Todo pasa por la injusta mano del resultadismo. Es un partido que hay que saber ganar y no jugar. Afirmar que el Madrid ha salido victorioso en todos sus partidos de mala manera y que el Barça lo ha hecho de maravilla distorsiona la realidad. Los blancos han sacado sobresaliente en varios encuentros y aprobados raspados en otros. Lo mismo que el Barcelona, que no se puede decir que sea el mismo del año pasado, aunque tampoco ande tan lejos. Su diferencia más palpable han sido los partidos importantes. El Barça los ha sabido jugar y el Madrid no. Sólo queda agarrarse a que no siempre gana el que mejor juega.

viernes, 26 de marzo de 2010

La liga sigue igual


Los sueños húmedos del Madrid en esta liga pasan por los lanzallamas de Higuaín y Cristiano. Entre ambos llevan la casi totalidad de los goles del conjunto blanco, 22 de 22 para el argentino y 17 de 19 para el portugués. Números de apisonadora que, sin embargo, no levantan del sofá al aficionado por una extraña razón; este equipo da sensaciones discordantes, medias alegrías consecuencia de tener a un Barsa estrujando los talones y la sombra inseparable del Lyonazo. El Pipa no quiere pasar este año por la celda de desintoxicación del gol y camina con paso firme hacia los treinta chicharros. Cristiano contesta con obuses a los messiadictos. Goleada tras goleada la liga sigue igual.

El equipo de Pellegrini aplica al fútbol reglas sencillas pero a veces se olvida de rematar los partidos. Los goles caen como churros pero la desidia se hace a menudo sastre de este Madrid de caras polifacéticas; de remontar en dos minutos a golear en treinta y siete, de aburrir en la primera parte a aburrir en la segunda. Entre esa diversidad de facetas también entra Fernando Gago, el que sólo se parece a Fernando Redondo en las ocho letras de su nombre. El argentino, castigado a la última fila del banquillo, salió del fango melancólico en el que lleva toda la temporada y se disfrazó de centrocampista perfecto por un día. El olor a Mundial activa la sangre. Acompañó a un Xabi cada vez más terrateniente del centro del campo y decisivo en el proceso de oxigenar al Madrid. Su próximo cometido debe ser forzar la amarilla para llegar limpio al clásico.

La jugada de Casiilas sacó sus tradicionales defectos y encendió las cortadoras de jamón de los de siempre. Los que dicen que anda dormido y que no es el mismo cuando falla un día. Carne de oportunismo y leña que partir para los que sacarán ahora lo del "efecto Carbonero" o algo así. Espera el incomprensible Atleti. Siempre hacen buenos partidos en el Bernabeú aunque en casa saquen la cara del fracaso.

lunes, 15 de marzo de 2010

Sin consuelo


Resulta inexplicable que los partidos del campeonato nacional sean días de vino y rosas para el Madrid e Higuaín, y que Europa se haya convertido en una cloaca de desgracias. Por más que uno intenta pensar que unas veces la pelotita no quiere entrar no se me va de la cabeza las ocasiones de un Pipa que mandó al vertedero las ilusiones continentales del madridismo. La actuación del argentino ante el Lyon ha alimentado el debate oportunista de su verdadera valía para este Madrid. Higuaín ha dejado serigrafiado su talento en numerosas ocasiones pero se ha ahogado en las grandes batallas donde marcarle tres goles a un Valladolid agonizante no sirve para ganarse un puesto de alto funcionario, pero tampoco, para cocinar carnaza por sus fallos en un mal día. Las cabezas pensantes del madridismo, lejos de los axiomas envenedados de Inda, no pueden caer en la inestabilidad que supone vivir prostituido entre el heroísmo, cuando el viento sopla a favor, y la bajeza, cuando los resultados vienen torcidos. Seguir decapitando entrenadores sólo serviría para dar de comer a esa enorme pelota de portavoces de páginas, cada vez más amarillas que, un día te elogia y otro te echa a los leones. Siempre ha sido así, pero ahora se ha elevado al cuadrado, escribiendo con renglones de bochorno y obscenidad. Los años han corroborado que la falta de paciencia es sinónimo de fracaso. Seguir echando ese tipo de carbón no va a servir para que el tren del éxito vaya más rápido. Dejemos hacer las cosas en el Madrid como se haría en cualquier otro club del mundo que no lleva este nombre. Aunque sólo sea por una vez, por mucho que cueste digerir estar 6 años sin probar los cuartos.

El cuerpo sin vida de otra Champions que se va, seguirá oliendo hasta final de temporada por mucha liga disputada que quede. Equipos como el Valladolid, parrillada de segunda, no podrán medir el verdadero potencial de este Madrid de neo-galácticos que nos ha dejado con la miel en los labios en un año que prometía colmenas de felicidad. La decepción ha sido enorme, no cabe duda, pero la reconciliación será diferente a otros años. Este Madrid merecía un final mejor en Europa. La liga puede servir de bálsamo, pero ahora mismo no es consuelo en la tristeza.

domingo, 7 de marzo de 2010

Remontada en vena


Sólo las grandes ocasiones le permiten al Bernabéu vestirse con piel de león para rugir por encima de los decibelios que nos tiene acostumbrado. Sólo cuando los vocablos vociferantes del público merengue se elevan sobre las cargantes bocinas significa que algo distinto, emocionante y fuera de la sinopsis habitual está ocurriendo. Lo llaman remontadas. Navegar río arriba es parte ya del ADN blanco y en ocasiones es necesario para despertar del letargo a un aficionado que cuida demasiado de sus cuerdas vocales cuando acude al Bernabéu. Kilos de pipas, caras desencajadas y música de viento se aparcan en ocasiones así. Porque el público madridista anima poco y nadie lo va a cambiar, pero cuando lo hace se convierte en un bulldozer que arrastra a sus jugadores. Dirán que como una afición más, pero multiplicado por diez. Los ochenta y pico mil asientos se hacen notar mucho.

Si los errores en los goles se repiten ante el Lyon estaremos vendidos antes de salir al mercado. Ante los gabachos fallos cero, y eso en 90 minutos es tarea casi ficticia. El Sevilla se encontró con los platos lavados sin ni siquiera pisar la cocina, demasiado premio para los de Jiménez que ponían la liga en la punta del precipicio para los intereses del Madrid. Negredo representó al escorpión que se siente incapaz de picar a aquel que le ayuda a cruzar el río, estuvo afortunadamente desaparecido. Bajo el caparazón del partido latía una sensación de injusticia: 35 tiros, 17 a puerta, empate a dos, Fue en ese último despeje de Palop, en esa bala rasa y pausada de Rafael cuando los decibelios del estadio más silencioso del mundo se aupaban al número uno de los más ruidosos. Ahí cambió el destino de la liga, esperemos.

Pero el cordero se habia convertido en lobo mucho antes, cuando a Pellegrini le dio por hacer unos cambios demandados por la lógica del fútbol. Guti y Van der Vaart despertaron a un Madrid amordazado en el centro del campo, sin capacidad creativa ninguna. O juegan ellos el miércoles desde el inicio o se producirán suicidios en masa. Raúl por Kaká. El 7 no transmitió la garra que se suponía con la kilometrada de remontadas que lleva a sus espaldas sustituyendo a un Kaká que ya sabemos que no está, pero que le seguimos esperando. Hubiera dado lo mismo colocar a un cono en esa posición. El óscar terminó en manos del mejor conjunto. Contra el Lyon el Madrid tendrá que volver a comer carne de vaca loca si quiere aplastar al ordenado equipo francés. Y no cometer ni un error, eso si que es dificil. Pesimismo desde estas líneas.

domingo, 28 de febrero de 2010

Ciclogénesis liguera


Lo que Higuaín toca en liga lo convierte en gol. Mientras por Europa su fusil está encasquillado, lo cierto es que en la competición doméstica los goles soplan a favor. Ha hecho de la liga su bandera y acumula ya cinco dobletes en lo que va de temporada. No está mal para quien hasta hace unos meses no se encontraba en la cabecera del proyecto de Florentino. Lo de las balas mojadas pasó a mejor vida. En otro orden de cosas parecidas, lo que toca Cristiano -da igual la competición- lo convierte en cortés. Jugó para sí mismo, y tan importante, jugó para los demás. La soberanía del Madrid emerge en Cristiano y los tres poderes pasan también por él. Quien crea que no puede crecer más está equivocado. CR no tiene fin ni meta contratada. Su grandeza aumenta a la velocidad de su cuenta bancaria. Ese esplendor se contagia entre sus compañeros. Que se pegue la hermosura ya es más difícil.

No se sabe si estas exhibiciones hacen más bien que mal en el Madrid hasta que el Olympique clave los tacos en el parqué de Chamartín. Porque en esta liga tripartidista (Barça. Madrid y árbitros) sacar pecho no vale de nada. Aunque siempre haya equipos que se salgan del guión el campeonato nacional no sirve para medir el potencial blanco ante situaciones de extrema presión. Porque no hay presión. Los torrentes de elogios se tienen que ganar en la Champions. Hasta ahora lo que España te da, Europa te lo quita.

Casualidades de la vida si el gol de la victoria de Messi ayer se hubiera marcado hace unos años, cuando la norma dictaba lo contrario, el Barça ya no necesitaría recolocar el retrovisor para ver si el Madrid le pilla el rebufo y el entorno culé tendría en la cabeza un símil entre el gol de Valdo y el gol de Sobis hace tres años, ¿se acuerdan? No pasó, aunque no sabemos si las intimidaciones de la verdadera cara de Guardiola hubieran bastado para cambiar esa suerte. Ojeado en otro blog esta opinión, a Pep le pasa como a Prisa, de repente, descubre que la vida no es perfecta cuando se compite en igualdad de condiciones. Nos espera el gurú del villarato. Agárrense que viene Iturralde.