lunes, 25 de febrero de 2008

Paremos esto antes de que vuelva a ocurrir



La profecía se está cumpliendo. A pasos agigantados y con total descaro está agrientando despiadadamente las ilusiones madridistas. Esa maldita zorra quiere hundirnos en el pozo y devolver al Barsa la liga que perdió el año pasado. El problema crece cuando a la profecía de que los equipos de Schuster se desinflan en las segundas vueltas se le une el recuerdo de Queiroz. Maldito seas tú y tu fantasma. ¿Será Walter di Salvo el gafe?

Hace cuatro años fue un "marzo negro" -adiós a las tres competiciones en apenas tres semanas- este año un "febrero negro". De nuevo un año par (desde el 90 sin ganar la liga en año par). Suena a topicazo y a estadística para dementes, pero la cabrona siempre se cumple. ¿Cómo evitar que vuelva a ocurrir? Recuperando la épica del año pasado y echarle huevos, muchos más huevos. Es decir, jugar mal pero ganar. El problema de estos planteamientos es que no se suelen cumplir dos veces seguidas. De ahí que ya estemos echando pestes de nuestros esfínteres, duele decirlo pero es así.

La realidad es que el Barcelona -aunque simplemente se haya lucido contra dos equipos de mierda, en mayúsculas- ha recuperado a toda su maquinaria de jugones y tiene la moral por la nubes. La realidad merengue es antagonista. El solito se ha hecho un lío del que estaba apercibido a que sucediera, y ha sucedido. Es la estupidez en estado puro. Si un equipo está bien el otro está mal.

Hay tiempo de parar el tren, de echar al maquinista y volver a recuperar los mandos de la liga. Tiempo de que el Marca deje de maldecir a nuestro club con portadas que no ayudan en nada (lo del pasillo de campeones fue penoso). Tiempo para no acojonarse ahora, para no cometer más errores y para recuperar el lema del Juntos Podemos.

Con lo pesimista que soy no me creo ni yo lo que estoy escribiendo. En realidad creo que ayer hemos perdido media liga, sino entera.

viernes, 15 de febrero de 2008

One love, one club


El amor, ese estimulante de comportamientos y actitudes incondicionales y desinteresadas, ha provocado que el merengue recorra las venas de Raúl y de Iker para siempre. A uno le elevan a los santos -San Casillas-, al otro le niegan su crecimiento -14 temporadas "no son nada"- pero a ambos les une un amor que del alma no se separa. Aunque el "7" tuvo pasado indio, su corazón siempre fue vikingo. Para Iker sólo ha habido un color en su vida, casualmente el que representa a la pureza, a la sinceridad y a la fidelidad. El uno de San Cristobal de los Ángeles y blanco desde los 15, el otro de Móstoles y merengue desde los 10. Ambos son los de siempre, el que siempre las para y el que siempre las empuja.

Ramón Calderón ha decidido que su fidelidad al Madrid sea para toda la vida y ha escogido el día de los enamorados para que estos dos madrileños natales sigan defendiendo al equipo de su tierra. A pasos agigantados Raúl e Iker decoran su historia y pulverizan registros, uno hasta el 2011 y el otro hasta el 2017. Quizás mucho tiempo, quizás no tanto como parece.

Tal vez sea una manera de reforzar a dos emblemas que han dado y siguen dando tanto por el Real Madrid evitando que -como ocurre en otros clubes- salgan por la puerta de atrás, o tal vez una decisión exagerada del presidente por el buen momento del equipo. Lo que está claro es que esta renovación provocará un debate inevitable en el seno madridista.

Como raulista, casillista y romántico me uno a la decisión.


jueves, 14 de febrero de 2008

Milán, ciudad del `crack´


El éxito y las lesiones son dos cualidades que cualquier futbolista pasa a lo largo de su carrera. Algunos no consiguen lo primero y reciben doble premio por lo segundo. A otros les ocurre al revés, y a Ronaldo las dos cosas: convertirse en el mejor jugador del mundo, pero también tener las lesiones más graves. Primero fue en el Inter, ahora en el Milan. La ciudad lombarda se ha convertido en gafe para Ronnie. En ellas ha vivido las peores experiencias que un deportista puede tener, las de mayor dolor y en las dos piernas.

La rodilla de Ronaldo volvió a hacer crack, y esta vez con 31 años puede ser definitiva. Otra vez San Siro volvió a escuchar los gritos de desesperación del brasileño, otra vez en la rodilla, en su maldito tendón rotuliano. Corría el minuto 60 de partido y tan sólo llevaba tres en el campo cuando al ir a rematar un centro de Oddo los tacos de su bota quedaron atrapados en el terreno de juego. De nuevo el fútbol, y ya van tres, no perdonó a El fenómeno. Podría ser un año de baja y el fin anticipado de su carrera. En sabias palabras de Ancelotti "Ronaldo le ha dado mucho al fútbol, pero el fútbol no le ha dado tanto a Ronaldo".

Ánimo, aún te quedan años de fútbol.

viernes, 8 de febrero de 2008

La historia de un fondo que se quedó vacío


El fondo norte del Bernabéu lleva casi una década sin respirar el aire de una hinchada que se dejaba la garganta en cada partido. Aquella que emigró desde el sur buscando un nuevo paraíso que conquistar para arropar con más cánticos y colorido a su equipo del alma. Ese grupo fraccionado que abandonó retóricas políticas teniendo como único estimulante una camiseta, la blanca impoluta. En su lugar, tomaron como símbolos las armas y cascos de aquellos guerreros de la Escandinavia que arrasaban Europa, curiosamente igual que su equipo. Aquellos cuernos que sobresalían la grada septentrional de Chamartín comenzaban a hacerse famosos, y a mediados de los noventa más de 600 socios formaban parte de aquel grupo de jóvenes hinchas.

Había nacido una nueva era en la ciudad del madridismo, la era vikinga. Los tifos comenzaron a surtir efecto en un fondo donde la civilización ultra no había llegado aún. El fortín blanco se iba cerrando en torno a dos frentes que hacían de los partidos un infierno para el equipo rival, sobretodo si ese rival procedía del kilómetro 600 con un búlgaro en sus filas, con nombre de Jesús y apellido impronunciable. Sólo el gallinero de los laterales hacía recordar que al Bernabeú también hay quién acude a la ópera y no a ver fútbol. No había asientos, ni falta que hacía. Cada gol era una avalancha hacia las vallas que les protegían. Pero como buenos vikingos no se conformaban con lo que tenían en casa, así que, al igual que sus homólogos del sur, emprendieron viajes por España y Europa para ver a su equipo.

En ese fondo vieron ganar ligas, y también la séptima. Pero en un momento inexperado, la temporada 98-99, llegó el exilio. Éstos no tuvieron que pasar por la batalla del puente Stamford; les echaron sin más, tragándose su orgullo -nunca mejor dicho. Actualmente ocupan un lugar en el olvido. Ni siquiera se les ve por la tele. Apenas son un centenar de socios tapados por las voces de los que un día fueron sus homólogos del sur. Hoy sólo son una peña más entre el público.

Algún día Orgullo Vikingo volverá al Fondo norte y los noventa minuti molto longo del Bernabeú serán más longos todavía.

jueves, 7 de febrero de 2008

Heil Sport !


El Sport no se cansa de sus memeces. El Aquí hay tomate versión deportes en su habitual empeño de difamar contra el Madrid -ya no sabemos si en serio o en broma- ha publicado un reportaje absurdo, tan absurdo como sus periodistas. Claridad, concisión, sencillez y objetividad son cuatro -hay muchas más- reglas básicas para una buena redacción de una noticia o reportaje. Pues bien, cambiemos la última, la de "objetividad", por "manipulación" o "tergiversación" o "me invento lo que quiera con tal de tener un buen titular" y apliquémoslo a la noticia de hoy.

Un aviador nazi inspira el nuevo slogan del Madrid


"Si luchamos, podemos perder; si no lo hacemos, estamos perdidos”. El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, leyó esta frase en un cartel recientemente en Lanzarote, cuando asistía al torneo internacional de fútbol 7 que ya es habitual por las fechas navideñas. [...] El origen del citado slogan no está nada claro. Hay quien afirma que estaba pintada en una pared de Barcelona durante la Guerra Civil, otros la atribuyen al presidente chileno Salvador Allende. Y un amable lector de SPORT, Fernando Valero, en su condición de piloto e historiador aeronáutico, nos descubría que un lema similar fue el slogan que marcó la vida de Hans Ulrich Rudel, un piloto alemán de la Segunda Guerra Mundial, nacionalsocialista convencido y poseedor de la más alta condecoración alemana, los Diamantes para su Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas. [...] Verloren ist nur, wer sich selbst aufgibt’ fue el lema de su vida o, lo que es lo mismo ‘Sólo el que se da por vencido está perdido’. [...] Un slogan similar al que ahora quiere Ramón Calderón que luzca con todas las de la ley en el Santiago Bernabéu.


"Si luchamos, podemos perder; si no lo hacemos, estamos perdidos”

‘Sólo el que se da por vencido está perdido’.

Igualito vamos, igualito.