jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Hasta cuando?


El puente aéreo ya sufre de turbulencias. Hace tres meses iba a ser el clásico más igualado de los últimos años pero la no progresión del Madrid provoca una arcada de pesimismo. El libro de estilo de Pellegrini está virgen de tinta; ni hay idea de como desplazarse en vertical hasta cuando en frente hay una defensa de cartón, ni existen jugadas elaboradas, el fascículo de la estrategia no debió llegar a tiempo, la circulación rápida del balón tiene un semaforo en rojo crónico, las pilas sólo le duran 20 minutos en cada partido y, para colmo, los chorreos de calidad de los que están llamados a liderar el conjunto sólo funcionan a chispazos. Ante esto último Kaká se lleva la palma. ¿Cuántos artículos van ya repitiendo la misma copla?

Al otro lado del aburrimiento está la figura del mejor jugador del equipo. El único que es diferente a los demás y el único por el que ahora mismo merece la pena pagar entrada. Un futbolísta especial del que se espera que levante a hombros el nocivo plan del ingenierísimo Pellegrini. Ingeniero de ingeniar, o eso dicen; discurrir con ingenio la manera de conseguir algo. De momento, lo único que ha ingeniado el chileno es la manera de aburrirnos. Lo mismo que hacía Juande hace menos de un año, pero con 250 millones menos. Con Cristiano, Kaká y Benzema. Ahora no valdrá aquello de que el Madrid tuvo que jugar con un tal Palanca. Al Camp Nou como la temporada pasada, noqueados antes de participar. La única sedación que queda es que el Barça no saldrá esta vez con una docena de puntos bajo el brazo. Por cierto, en la grada huele a un nuevo capítulo de "Catetonia is not Spain", ahora que está otra vez calentito el "estaput".

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