jueves, 25 de octubre de 2007

La resaca de Robinho


Las resacas no siempre son malas. Al menos las "brasileiras", o por los menos las de Robinho. Si esto es así, que salga siempre. Se ganó el perdón, y supo elegir su momento: cuando peor lo pasaba el Madrid. Cambió los condones por los balones, y la samba por la sintonía de la Champions. Demostró que tiene fútbol cuando quiere, y que nos puede callar la boca también, al menos por hoy. El brasileño no sólo triunfo para sus adentros, sino que ayudó a su equipo a evitar que la tragedia griega tuviera éxito en el Bernabeú. El Madrid se complicó la vida sin necesidad de hacerlo. Contra diez casi todo el partido tuvo que sufrir en sus carnes el buen hacer de un Olympiacos que dio más de lo que se le esperaba. Demasiado, en un campo donde lo normal es salir goledado y mermado.

Remontada típica del año pasado, pero innecesaria a esta alturas. El público del Bernabeú se ha acostumbrado a sufrir. Y eso, no es del todo malo. Los sustos ya no serán tan fuertes. Después de la temporada anterior todo vale, aunque la excelencia siga brillando por su ausencia. Excelencia que ayer se asentó en una sola persona, Robinho, -bueno, y San Casillas para no variar. El brasileño, cinco minutos antes de que el respetable estuviese a punto de pitarle, cogió las riendas, se acordó de Schuster, de sus detractores, de que juega en el Real Madrid, y de los cuarenta condones que comenzó a repartir, pero en forma de fútbol. El primero poco habitual, con la cabeza. El segundo, montándose a la bici y provocando un penalty que Van Nistelrooy mandó a las nubes. Y el tercero, pues eso, el tercero del Madrid que culminaba la remontada.

El Olympiacos, quien llegó a creer en los tres puntos, aguantó como pudo las embestidas blancas, pero con díez es muy difícil. Galleti, que parece haber cogido manía a los madridistas, marcó uno y creó mucho peligro con sus centros. Y un ex-madridista, Julio César, puso en vilo a los de Concha Espina y mostró sus carencias defensivas, que no acaban de corregirse.

El centro del campo se volvió a mostrar falto de ideas y con un atasco preocupante. Si Guti no funciona no hay juego. Si a Guti le presionan y le cierran los huecos, tampoco. Y si Schuster sigue poniendo a Sneijder por la izquierda, menos aún. El holandés sigue en un estado de ansiedad que dura ya varios partidos. Se encuentra en un vacío del que no sabe salir, como si la presión mediática por su buen comienzo le hubiera comido. La defensa buena en el uno contra uno -a veces- y esperpéntica en la estrategia, sobretodo a balón parado. Quedó demostrado que el Madrid por alto es una diana, pero con un santo en la portería, que ya va por su novena temporada.

Casillas volvió a salvar los papeles en los últimos minutos como viene siendo habitual, y lo hizo a lo grande. Sacó sus reflejos gatunos y le dijo a Kovacevic, viejo conocido, que otro día será. Para redondear la sufrible remontada, Balboa. "Rocky" se apuntó a la fiesta de Robinho, y en su debut oficial este año marcó el cuarto, cerrando así un partido que se había puesto cuesta arriba. Mucho, muchísimo trabajo van a tener los chicos de Schuster si quieren mantenerse en el nivel de los grandes de Europa. Y los aficionados que se preparen, que el camino a la excelencia sigue lejano.

3 comentarios:

Ángel Martín dijo...

Es una remontada, a fin de cuentas, pero contra 10 más de 75 minutos.

Seguimos teniendo unos problemas impresionantes en el juego aéreo.

Salgado es un cáncer y Sneijder debe jugar más centrado y más cerca del área. Su posición ideal sería la de Raúl, de segunda punta.

Andrés Romero dijo...

Por desgracia este R. Madrid sigue siendo demasiado previsible. Mucho. Ahora, resulta que Robinho vuelve a ser de nuevo Pelé después de que durante el partido se acordaran de él y de algún miembro de su familia. Fue muy al final cuando el brasileño fue determinante.

La excelencia ahora mismo es una quimera.


Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo sigo sin 'perdonar' a Robinho. Dos partidos buenos no son suficiente para todo lo que costó y todo lo que de él se esperaba. Se tiene que convertir en un jugador desequilibrante, decisivo y sobre todo regular para que lo vea como a los demás jugadores de la plantilla blanca. Toda su pasividad durante muchos y muchos partidos, no se solucionan con lo que ha hecho hasta ahora.
Espero que siga mejorando, por nuestro propio bien.

Un abrazo!