miércoles, 17 de junio de 2009

Villa mójate


La ruina llama todos los días a la puerta del Valencia CF para recordarles que su casa es insolvente. Allí unos días la hacen caso y otros la mandan a pasear por donde la espalda pierde su nombre. Que están ahogados y no precisamente de billetes verdes lo saben desde que Franco era cornetilla. El Valencia adquiere el comportamiento de un jardín de infancia, actúan como siempre han hecho con el Madrid, como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Una negociación con el Valencia es como pegarse un tiro en el pie. No te vas a morir, pero el dolor dura un rato largo, días, semanas, meses. Al final te curas, pero te tuerces el tobillo. Con el Valencia es igual, cuando las partes se ponen en consenso el vendedor se pone chuleta y lo para todo. No es suficiente dinero, cuando hace cinco minutos sí lo era. Vuelta a empezar, "¡que para eso somos antimadridistas coño!". Pedja, París. Ni olvido ni perdón. El Madrid ha intentado pagar a los del Turia con un Chivas Gran Reserva; el Barça ha venido con una botella de White Label. En la azulgrana no había whisky, había humo. El Valencia que estaba a punto de aceptar el obsequio merengue ha preferido inhalar que tragar. ¿El resultado? Lo que estaba cerrado se ha difuminado como un azucarrilo. Llorente y el mundo che, han encontrado en esa humareda baladí la ocasión perfecta para practicar exorcismo antiflorentiniano. El tren de Villa con destino Madrid se ha desvíado de su ruta, ahora se encuentra perdido en la vía. El sujeto se mantiene callado, no se moja, no ayuda, el silencio -y el Valencia- le tienen secuestrado. Villa entierra a los especuladores de una vez y decídete. Te esperamos, te necesitamos. Al Barça ni mort. Que la sidra te acompañe.

miércoles, 10 de junio de 2009

Jan desembucha con el estómago lleno


Goza el barcelonismo, Jan no. Su tripa revuelta de tanta ensalada de confeti no es un problema para el mandamás azulgrana. A Jan algo exótico le ofusca y no son los guateques enviciados de Berlusconi. Tras emborracharse de títulos sólo avista fantasmas de sábanas blancas, camina neurótico perdido y su boca es una máquina de dardos contra el Imperio del Mal. Su mal, su delirio caprichoso, su antagonista que no le deja posar la oreja en la cama, ese al que llaman Ser Superior. Desde que ganó el triplete Jan sufre más que la madre de Gravesen al parir, aunque diga que está “tri-tranquilo”, yo digo que está tri-irritado. Le hierve la sangre pensar que a base de talonario y libre mercado su hegemonía futbolística no pueda aguantar por los siglos de los siglos. Pero ya sabe el amic Jan que el tiempo antojadizo pone a cada uno en su sitio. El suyo siempre será la segunda plaza, en el siglo XX o en el XXI. Ya les tocará volver a trabajar los lunes al sol bajo la dictadura merengue.

Quizá lo que le reviente a Laporta sea que se acabaron los Drenthes, Gagos, Diarrás y demás quincalla. Esa clase media -media de mediocres- que le ha habituado al Madrid a atragantarse en el fango de la vulgaridad en los últimos años. O que el gigantesco gasto de los blancos en fichajes se rentabilice en un período cortoplacista por la magnánima gestión de su patrón de las finanzas y artista del despacho. Si es así, el miedo de Laporta- el hombre que presume de no detonar los mercados- será justificado. De confirmarse la orgía de cracks que puede convertirse el Madrid, no habrá micrófonos suficientes en España (ese país que está entre Cataluña y Marruecos) para que Jan Laporta desembuche sobre ese quiste que tanto le irrita. ¿Qué hubiese sido de Jan de no haber ganado el triplete? Hace un año era alimento para las hienas, hoy sería picadillo. Y eso que sólo ha venido Kaká...